Los beneficios nutricionales del jamón suelen quedar en un segundo plano debido a su gran sabor, lo cual no es, para nada, malo. Sin embargo, nunca está de más que conozcas qué beneficios puede aportarte este delicioso alimento. Por ello, vamos a explicarte cómo actúa el jamón para con la nutrición de tu cuerpo y, así, puede que incluso te entren más ganas de comerlo.
El jamón ibérico
Como su nombre indica, solo se produce en la Península Ibérica, siendo un alimento totalmente autóctono. Este jamón se cura artesanalmente, por lo que no necesita ningún tipo de conservante ni colorante para su confección. Algo que, sin duda, tu cuerpo agradecerá.
El ibérico contiene hierro, magnesio, zinc y calcio, es decir, minerales antioxidantes y otros muy beneficiosos. Entre sus múltiples puntos fuertes encontramos vitaminas del grupo B (B1, B2, B3 y B6). Lo mejor es que el jamón no tiene tanta grasa como suele creerse. Los falsos mitos no han hecho más que ensuciar su reputación. De igual manera, su alto contenido en ácido oléico te ayudará a controlar el colesterol (el bueno y el malo).
El jamón serrano
Obtenido desde la salazón y el secado al aire, este jamón tampoco se queda atrás. También posee los minerales que enumerábamos antes y, además, añade el fósforo y el magnesio. Con las vitaminas ocurre lo mismo, conteniendo también algunas del grupo D.
Este jamón es ideal para la masa muscular de los deportistas durante su entrenamiento, pues su alto contenido en proteína e hidratos de carbono es óptimo para dar energía. Por el hierro que contiene puede prevenir la osteoporosis (reduce la pérdida de masa ósea), la arterioescleriosis y el colesterol.
En conclusión
Los beneficios nutricionales del jamón parecen no tener fin al compararse con otros alimentos más utilizados. Combínalo como quieras y cómelo como desees, pues sus beneficios son inmediatos en la salud.
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